viernes, 9 de febrero de 2007

La baldosa de la acera

Cómo jode ir por la calle el típico día de lluvia y pisar esa baldosa de la acera que parece que no tiene ningún defecto... pero sólo parece. Porque está ahí, expectante, con una buena cantidad de agua almacenada debajo, sin que la veas, oculta como un tesoro. Y está ahí, esperando a que la pises y te salpique el agua que tiene en sus entrañas por encima de tus zapatos o incluso al pantalón. Pero, sobre todo, está esperando a que después de que te mojes te cagues en todo. Y mucho mejor si realmente te cabrea esa situación. Porque entonces es cuando te desafía para la próxima vez que pases por ahí. Y tanto mejor se cuando llevas ese calzado no precisamente adecuado para el agua, ¡ah! Ahí sí que se lo pasa bien, y se ríe de ti. Y tú no puedes hacer nada por evitarlo...

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