sábado, 31 de marzo de 2007

Hacer feliz

Me gusta hacer feliz a los demás.

No me gusta no ser capaz hacer feliz a los demás (a aquellos que, desde mi punto de vista, se lo merezcan).

Hacer feliz: dícese del resultado de una acción que, por pequeña que sea, provoca en otra persona una sonrisa, un gesto de placer, y que consigue despertar en esa otra persona algún tipo de simpatía hacia ti. En definitiva, conseguir que alguien se encuentre a gusto con tu compañía, ya sea una persona conocida, una persona amiga o una persona que sea algo más.

miércoles, 28 de marzo de 2007

Puto conformismo, aunque siendo realista.

Hay veces en que las cosas parece que son lo que quieres que sean... parece que todo va como debe... pero entonces llega el puto conformismo... intentas que esta vez no, esta vez no va a volver a pasar... y ves que debes actuar. Pero en el fondo sabes que no vas a hacer nada. Entonces decides hacer algo... y lo haces. Pones fin a esos pensamientos, y al menos te mueves. Y parece que todo sale como debe, o al menos como tú esperas. Pero justo cuando todo parece encajar... aparecen imprevistos... y vuelta a empezar. Posiblemente no seas la persona adecuada para afrontar algunas situaciones... pero en el fondo es lo de siempre. Remar hasta la orilla para morir ahogado. Y lo peor es que las cosas parece que encajan viéndolas objetivamente. Aunque en el fondo seguro que hasta en eso uno ha de estar equivocado. Pero son cosas típicas ya, a estas alturas. Así que lo mejor que puede hacer uno en estas situaciones (como en tantas otras parecidas, y en tantas otras que no tienen absolutamente nada que ver con esta) es irse a cama a dormir. Olvidar algunas cosas, y vuelta a empezar. Otra capa más para la cebolla, que por lo menos parece que últimamente no pica, no, no como otras tantas veces, pero que al fin y al cabo sigue engordando. Hay que poner fin a esto de una vez, como hay que poner fin a tantas otras cosas. Así que, por qué no, empezar mañana. Ya, pero claro. Siempre mañana. ¿Por qué dejar para mañana lo que puedes hacer hoy? Si al fin y al cabo mañana pensarás otra vez en dejarlo para pasado. No sé, deben ser cosas genéticas, o cosas que te han marcado durante tu existencia. Pero en fin, hay que vivir con ellas. Pues no. A veces hay que intentar romper con ciertas cosas. Los cambios pueden ser muy buenos, aunque muchas veces cueste asimilarlos. Aunque a veces nos cueste asumirlos. Pero, ¿qué es sino la vida? Continuos cambios. Una sucesión de cambios, menores o mayores, pero al fin y al cabo, una sucesión de cambios. Por eso es que, a veces, provocar un cambio más en medio de la vorágine de cambios, pues no está de más. No, no lo está. Aunque entonces es cuando uno echa la vista atrás... y se plantea ciertas cosas, ciertas putas cosas, que parece que no dejan de aparecer en los momentos menos adecuados. Pero cosas que, obviamente, no son excusa para nada. No lo son, en absoluto. Por eso es mejor mirar hacia adelante, mirar lo que se avecina... pensar en lo bien que se encuentra uno ahora mismo... pero entonces pensar en que uno aún podría estar mucho mejor. Pero en el fondo todo es relativo. ¿Qué es estar bien? Pregúntale a alguien que no tenga techo. O a alguien que no tenga recursos para poder vivir decentemente. Pregúntale si no a alguien que se haya fastidiado su vida de alguna forma, como un accidente de tráfico... probablemente provocado por un error ajeno. Pregúntale. Pregúntale a alguien que por cosas de la vida se haya enganchado a alguna sustancia que le provoca una dependencia absoluta. Pregúntale a aquel que no se haya fastidiado su vida, sino que se la hayan fastidiado... probablemente por un error ajeno... pero que no recae sobre él... sino sobre sus seres queridos. Pregúntale al que se entera de casualidad de que tiene una enfermedad terminal. Pregúntale...¿No quisiera una vida parecida a la de cualquier persona que no haya pasado por eso? Pues seguramente que sí. Entonces, ¿son en el fondo tan importantes las cosas de las que uno se queja? Pues seguro que no, seguro. Pero claro, estando acostumbrados a ciertos lujos, nos parece que somos una mierda cuando no es así. Nos parece que el mundo se confabula contra nosotros, cuando realmente, y en el fondo, es todo lo contrario. Absolutamente todo lo contrario. Por eso es necesaria, muchas veces una gran cura de humildad. Aunque en el fondo, uno siga pensando que deben cambiar ciertas cosas, o que ciertas cosas deben ser cambiadas por uno. Aunque en el fondo sigas pensando lo mismo. Pero al menos no tan escandalosamente. Aunque en el fondo, y al cabo de un tiempo, todo siga siendo igual que antes de replantearte todo o, si no igual, muy muy parecido. Aunque en el fondo, por mucho que te desahogues, todo parece la misma mierda (y bendita mierda) de siempre. Aunque realmente todo dependa de cómo te plantees ciertas cosas. Aunque, valga la expresión, todo sea, en el fondo, una mierda de primera clase; una mierda que ya quisiera mucha gente poder oler; una mierda que ya quiesiera mucha gente poder oler para luego vomitar del asco (y bendito asco); una mierda que ya quisiera mucha gente poder cagar; una mierda que ya quisiera mucha gente poder recoger; una mierda que ya quisiera mucha gente poder pisar; una mierda que ya quisiera mucha gente poder ver cómo se seca. Porque parece que con el tiempo se va secando. Pero es lo que hay. En estos casos, repito, lo mejor que se puede hacer uno es irse a dormir, para no revolcarse en su gloriosa mierda, esa que tantos desearían. Aunque siempre quedará ese olor, esas ganas de vomitar... de vomitar cosas que deberían ser manjares, pero de vomitar...
Pues eso, puto conformismo. Siempre nos quedará Yann.

lunes, 26 de marzo de 2007

El zumo de naranja

Me gusta beber un buen zumo de naranjas recién sacadas de la nevera por las mañanas.

No me gusta beber los zumos de naranjas envasados, ni por la mañanas ni nunca.

lunes, 19 de marzo de 2007

Es schneit















Después de mucho tiempo (unos 23 años largos) y de pensar en ello unas cuantas veces por fin se ha cumplido uno de mis antiguos deseos: ver nevar en persona. Y poder ver lo despacio que caen los copos de nieve. Y poder andar por la calle bajo la nieve. Y poder sentir el frío de la misma cuando se te cuela por el cuello. Y poder ver tu pelo casi más blanco que negro. Y poder sentir cómo los copos de nieve te caen en los labios y se derriten al momento. Y poder, en definitiva, tener una sensación que hasta este día no habías tenido.
Siempre es bonito que pasen cosas como esta.

martes, 13 de marzo de 2007

Mi habitación

Me gusta tener mi cuarto ordenado (aunque a veces me agrade romper levemente esta norma).

No me gusta empezar a ordenar mi cuarto después de que "se desordene" más de la cuenta (pero sí me gusta a medida que va quedando menos para que esté completamente ordenado).

jueves, 8 de marzo de 2007

Típica sobremesa
















(PLANO DESDE LAS GRADAS)

- Mirad la máquina de Coca-cola.
- Sí, ¿y qué?
- Pues sigue mirando, sigue.
(zsss, zsss, zsss)
- ¡Ahí lo tienes, en llamas!
(zsss, zsss, zsss)
- Jajaja. ¡y lleva los guantes!
- Sí, sí. Y las gafas, para que no le lloren los ojos al ir tan en llamas.
- Jajajaja. ¡Qué bestias sois!
(zsss,zsss,zsss)
- Cuidado, cuidado. No miréis. Que si no igual nos empieza a preguntar por aviones de combate.
- ¡O peor! Nos pide apuntes.
- Sí, claro, para mocarlos todos.
(zsss, zsss, zsss)
- (Imitando, voz aguda) "Oye, mira. ¿Tú tienes PEM?"
- Jajaja. ¡Otiááaáááá! ¡Que da la vuelta!
- Ahí lo va. En llamas, directito.
- Ya. Pero no tiene los radiadores mullidos.
- Ya, a ver cómo corrige.
(zsss, zsss...)
- ¡Ahí lo va!
- Es que al parecer anda de pruebas, qeu los de Bridgestone no dan encontrado un buen compuesto para esta temporada.
- ¡Que va, que vaaaaaaa!

(CAMBIO DE CÁMARA. PLANO DESDE LA TERRAZA DE LA CAFETERÍA)

(Sin sonido. Fundido y fin de escena.)

Basada en hechos reales.

Todos los personajes que se puedan intuir en esta historia son reales.

Cualquier coincidencia con la realidad no es, por tanto, fruto de la casualidad.

Protagonizada por todos aquellos que alguna vez han vivido algo parecido en la ETSET.

Agradecimientos: a todos aquellos que me han hecho vivir escenas como esta.

Dedicada a los mismos.


martes, 6 de marzo de 2007

Adiós, ríos; Adiós, fontes.

Adiós, ríos; adiós, fontes;
adiós, regatos pequenos;
adiós, vista d'os meus ollos,
non sei cando nos veremos.

Miña terra, miña terra,
terra donde m'eu criei,
hortiña que quero tanto,
figueiriñas que prantéi.

Prados, ríos, arboredas,
pinares que move o vento,
paxariños piadores,
casiñas d'o meu contento.

Muíño d'os castañares,
noites craras d'o luar,
campaniñas timbradoiras
d'a igrexiña d'o lugar.

Amoriñas d'as silveiras
que eu lle daba ô meu amor,
camiñiños antr'o millo,
¡adiós para sempr'adiós!

¡Adiós, gloria! ¡Adiós, contento!
¡Deixo a casa onde nascín,
deixo a aldea que conoço,
por un mundo que non vin!

Deixo amigos por extraños,
deixo a veiga pol-o mar;
deixo, en fin, canto ben quero...
¡quén puidera non deixar!

Mais son probe, e, malpocado,
a miña terra n'é miña,
qu'hastra lle dan de prestado
a beira por que camiña
ô que nasceu desdichado.

Téñovos, pois, que deixar,
hortiña, que tanto amei,
forgueiriña d'o meu lar,
arboriños que prantei,
fontiña d'o cabañar.

Adiós, adiós, que me vou,
herbiñas d'o camposanto,
donde meu pai se enterrou,
herbiñas que biquei tanto,
terriña que nos criou.

Adiós, Virxe d'a Asunción
branca com'un serafín:
lévovos n-o corazón;
pedídelle á Dios por min,
miña Virxe d'a Asunción.

Xa s'oyen lonxe, moi lonxe,
as campanas d'o pomar;
para min, ¡ai!, coitadiño,
nunca máis han de tocar.

Xa s'oyen lonxe, máis lonxe...
Cada balad'é un delor;
voume soyo, sin arrimo...
miña terra, ¡adiós!, ¡adiós!

¡Adiós tamén, queridiña...
Adiós por sempre quizáis!...
Dígoche este adiós chorando
desd'a veiriña d'o mar.
Non m'olvides, queridiña,
si morro de soidás...
tantas légoas mar adentro...
¡Miña casiña!, ¡meu lar!

Rosalía de Castro.

domingo, 4 de marzo de 2007

Après la chute















Sin el vendaje las cosas se vuelven a ver distintas. Realmente se vuelven a ver distintas desde el día en que se pueden dejar las muletas a un lado. Bueno, en realidad se ven distintas porque aquí todo es distinto. La gente, las calles, las casas, los autobuses, tu manera de ver la vida...todo eso cambia en un abrir y cerrar de ojos.
Como cuando vas a registrarte al ayuntamiento y un energúmeno agrede a una funcionaria y sale corriendo mientras grita a saber lo qué. En medio del desconcierto empieza a sonar la alarma de incendios. Y tienes que abandonar el edificio. Rápidamente llegan los bomberos y una ambulancia. Visto que no había pasado nada, todo se reanuda con total normalidad.
O como cuando vas por la calle y ves que realmente no has visto mundo, que en tu país no hay un ambiente multicultural como en este.
O como cuando sales por primera vez por la noche con una zapatilla en un pie y una bota en el otro, y te das cuenta que quizá es eso lo que atrae a un hombre de mediana edad a intentar algo contigo.
O como cuando antes de salir te pasas tres horas en una habitación de una persona que acabas de conocer precisamente entrando en su habitación, y con una decena de personas más que conociste apenas veinticuatro horas antes y te lo pasas como hacía tiempo que no lo hacías.
O como cuando en esa habitación bebes más cerveza de la que nunca en una noche has bebido.
O como cuando... o como cuando... o como cuando...